Ciudad de México, México (03/dic/2015)
Disponer de regulaciones empresariales eficientes, transparentes y sencillas de cumplir, es importante para el crecimiento de cualquier economía, ya que de ello depende el desarrollo de un sector empresarial sólido, dinámico y competitivo.
En México, el sector privado genera alrededor de dos tercios del Producto Interno Bruto (PIB) y nueve de cada diez puestos de trabajo. Por ello resulta imprescindible contar con reglas empresariales claramente definidas, que permitan una interacción sana entre empresas y gobierno, y que al mismo tiempo garanticen los derechos de propiedad sobre las inversiones que realizan los emprendedores.
El gobierno requiere de una estrategia que también dé prioridad a reformas “microeconómicas”, entendidas como aquellas acciones dirigidas a eliminar los obstáculos que día con día enfrentan ciudadanos y empresarios que desean invertir y crear nuevos negocios.
Desde su apertura, la vida de una empresa se desenvuelve en un océano de regulaciones. Todos los días la empresa debe cumplir normas relacionadas con impuestos, permisos, contratos de servicios públicos, normas de seguridad social, sólo por mencionar algunas de las más importantes. Si estas normas son excesivas, costosas e ineficientes, constituyen una importante barrera para la operación y el buen funcionamiento de las empresas y negocios a lo largo de su existencia.
Sin embargo, el efecto del ecosistema regulatorio es de tal magnitud, que no sólo afecta el desarrollo de las empresas, también afecta el potencial del país entero para generar condiciones competitivas que atraigan y retengan inversión.
Según el reporte Doing Business 2014, que mide la facilidad para realizar negocios en 189 países, las economías dónde es más fácil realizar negocios no son aquellas cuyos gobiernos cuentan con un sistema regulatorio “inteligente”, con reglas diseñadas para ser eficientes, accesibles a todo el que necesite recurrir a ellas, sobre todo, las que son sencillas de aplicar y de bajo costo.
Este año, el ranking de facilidad para hacer negocios lo encabezan Singapur, Hong Kong, Nueva Zelanda, Estados Unidos y Dinamarca.
¿Qué lugar ocupa México en cuanto a la facilidad para hacer negocios? Nuestro país ocupa la posición 53 entre 189 países. La realidad regulatoria de un emprendedor mexicano es similar a la de países como España (lugar 52) o Hungría (54); sin embargo, es superada por países latinoamericanos como Chile (34), Perú (42) o Colombia (44), cuyos ambientes regulatorios sobre los negocios ofrecen mejores condiciones a sus emprendedores.
¿Dónde residen los mayores obstáculos a la hora de abrir un negocio? Entre los procedimientos de mayor impacto para la apertura de Empresas se encuentran el registro de propiedad, los permisos de construcción, la conexión al servicio de electricidad, el cumplimiento de contratos y el pago de impuestos.
Un empresario mexicano debe cumplir seis trámites, esperar alrededor de seis días y realizar un desembolso de 19.7% del ingreso per cápita (aproximadamente 1,920 dólares).
En materia de registro de propiedad (procedimiento esencial para la apertura de empresas) nuestro país se encuentra muy rezagado. México ocupa la posición 150 de 189, debido a que, en promedio, obtener el registro demora 74 días. Durante este tiempo, el empresario ve detenida su actividad y con ello, cada día de espera genera pérdidas económicas irrecuperables. En el ámbito del registro de propiedades,nuestro país está muy lejos de la eficiencia de países como Dinamarca donde el registro demora únicamente cuatro días.
Otro rubro problemático que incide en la apertura de empresas en México es la obtención del contrato del servicio de electricidad, que demora en promedio 85 días. En este rubro nos superan países como Guatemala (39 días), Irak (47 días) o Trinidad y Tobago (61 días).
Y esto sólo es la punta del iceberg. Si se considera todo el conjunto de regulaciones fiscales que se modifican año con año y que toda empresa mexicana debe cumplir, la dificultad para el desarrollo de negocios en México es evidente. El Doing Businessestima que las empresas mexicanas dedican 334 horas al año, en promedio, únicamente al cumplimiento de cuestiones fiscales.
No es de extrañar que el emprendedurismo en nuestro país no sea de los más altos. Según el Índice de Emprendimiento del Banco Mundial que mide la proporción de nuevas empresas formales registradas por cada 1,000 trabajadores en 139 países, México tenía una proporción de 0.88 nuevas empresas registradas. Países con mejores ambientes regulatorios, registran mayores índices de emprendedurismo. Chile tieneuna proporción de 5.7 nuevas empresas registradas por cada 1,000 trabajadores, en Perú son 3.8 empresas y Colombia la proporción es de dos.
La realidad a nivel estatal: Doing Business en México 2014
México es un país diverso en todos los sentidos, incluido el ambiente regulatorio para los negocios. En nuestro país, cada estado de la República presenta condiciones regulatorias únicas. Por lo tanto, la facilidad para iniciar un negocio en México no es la misma en todas las entidades del país, de hecho, en muchas de ellas, el proceso resulta tan complejo y tardado como en algunas ciudades de África. La ausencia de criterios de calidad homogéneos a la hora de crear leyes, reglamentos, trámites y cualquier otra normativa estatal, ha provocado que las regulaciones sobre nuevos negocios sean completamente dispares entre los estados y que los emprendedores mexicanos enfrenten una realidad regulatoria que varía según el lugar donde se encuentren.
Mientras que Colima destaca como la entidad líder en facilidad para abrir un nuevo negocio (con procedimientos bajos, simples y de rápida resolución, que son comparables a los de naciones europeas), en el Distrito Federal, Morelos o Guerrero, estas gestiones son complejas, costosas y, sobre todo, muy tardadas, lo que hace que las condiciones que ofrecen estas entidades para abrir una empresa sean similares a países de África como Kenia o Etiopía.
El impacto de las regulaciones estatales sobre los negocios es un factor crucial para el desarrollo de las empresas a nivel local, al influir sobre su capacidad para crecer, competir, invertir e innovar. Adicionalmente, cuando la regulación es excesiva, costosa y poco transparente se crean desincentivos para que las empresas operen en el sector formal de la economía, eleven su productividad y generen empleos bien remunerados.
En México, la defectuosa regulación ha provocado el estancamiento de la productividad del país, que apenas ha crecido 0.27% promedio anual desde 1992. Esta situación es preocupante ya que la productividad es el factor central para creación de riqueza, la competitividad y la atracción de inversión. En este punto resulta pertinente preguntar ¿qué puede hacer el gobierno para garantizar regulaciones empresariales que permitan el desarrollo de un sector privado competitivo?
Es importante recordar que el crecimiento económico obedece, fundamentalmente, a la inversión privada y ésta
se da donde existen condiciones favorables para los negocios. En un mundo globalizado las decisiones de inversión se toman comparando las condiciones competitivas que ofrecen regiones y países específicos.
México debe aspirar a ser competitivo desde el punto de vista regulatorio e institucional, lo que significa facilitar la creación y el desarrollo de nuevos negocios. Sin embargo, nuestro país tiene aún mucho camino por recorrer en cuanto a la mejoría de las regulaciones que se aplican a los nuevos negocios.
La gran heterogeneidad de prácticas y sistemas institucionales existentes a nivel federal, estatal y municipal, hace necesario poner en el centro de las agendas de estos gobiernos la mejora de la calidad de las regulaciones.
Los tres niveles de gobierno requieren mostrar un mayor compromiso con estos cambios regulatorios que, si bien pueden considerarse “micro” frente a la ambiciosa agenda de reformas estructurales, son centrales para el crecimiento económico del país. Sin estos cambios será imposible revertir la inercia regulatoria actual que, en muchos casos, inhibe el desarrollo de nuevas empresas y negocios, condenando a miles de emprendedores a vivir en los terrenos de la informalidad.
Fuente: www.forbes.com.mx
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