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domingo, 27 de julio de 2014

NUEVE VECES VERÓNICA


By on 7/27/2014

MÉXICO | (27/jul/2014) Jorge Luna

Hay muchas cosas que no deben de hacerse jamás y evitarlas a toda costa, porque el costo a pagar será muy caro. Entre ellas se encuentra el colocarse frente a un espejo y pronunciar nueve veces el nombre de Verónica, ya que se invocará a un espíritu sediento de venganza.

Verónica era una adolescente de catorce años, cursaba el último grado de secundaria y le gustaban las aventuras de todo tipo. Se caracterizaba por desafiar a los demás y ella, intrépida, aceptaba cualquier reto. Algunas niñas la envidiaban y otras tantas le temían.  

Una tarde se reunió con sus amigos, todos habían decidido entrar a una casa abandonada, ubicada en el centro de la ciudad. No fue tarea difícil, pues las cerraduras estaban tan oxidadas que se abrieron con el primer piedrazo. Uno de los adolescentes llevaba consigo una "ouija" y al terminar de inspeccionar el lugar, propuso sentarse a jugar.

La mayoría de los ahí presentes tomaron muy en serio el juego espiritista, sin embargo, Verónica se burló varias veces y continuamente rompía las reglas. Los episodios de risa que ello le provocaban eran incontenibles, hasta que uno de los chicos le ordenó guardar silencio y le pidió respetar a los espíritus, pues él no quería ser víctima de alguno de ellos por su culpa. La manecilla de la ouija se movía con rapidez y esto asusto a los presentes, sin embargo, Verónica seguía retando al juego infernal. Inesperadamente una vieja silla que estaba en la habitación cobró vida, pues lentamente se elevó y flotó durante varios segundos. Los chicos asustados, no podrían moverse, se habían quedado paralizados de la impresión, Verónica había palidecido, estaba a punto de desfallecer, cuando la silla adquirió fuerza sobrenatural y la golpeó mortalmente en la cabeza. Verónica murió al instante.

Nada se supo del resto de los chicos, sólo que jamás volvieron a convocar espirítus ni a pronunciar el nombre de su amiga, pues consideraban que estaba maldito. Esta creencia fue transmitida de generación en generación, no se tiene certeza de cuanto tiempo, lo cierto es que tiempo después esta historia llegó a oídos de otro grupo de adolescentes, habitantes de la misma ciudad.


Gloria era una chica de la misma edad que Verónica, era intrépida y tambi9én gustaba de las emociones fuertes. Siempre estaba metida en problemas y sus padres, desesperados, no sabían que hacer con ella y su mal comportamiento.

Un día dentro del salón de clases, los alumnos se divertían contando historias de terror y alguien contó sobre la tragedia que le sucedió a Verónica. Uno de los chicos retó a Gloria:

--Tú no te atreves a hacerlo, no te atreves a decir 
nueve veces Verónica frente al espejo.--

Un tanto atemorizada por el relato escuchado, Gloria se quedó en silencio unos pocos instantes. La vergüenza pudo más que el susto que sentía, pues no quería que sus amigos la miraran como una miedosa. Así que se dirigió al sanitario y se coloco indecisa frente al espejo.

Una de sus amigas la siguió hasta el baño con la intención de corroborar de que el reto sería cumplido.FiInalmente, Gloria, entre gritos y risas, pronunció:

--Verónica, Verónica, Verónica, Verónica, 
 Verónica, Verónica, Verónica, Verónica, Verónica-- 

Al momento no sucedió nada, el grupo continuó contando anécdotas de terror y olvidaron el reto. Sin embargo, para Gloria la pesadilla estaba por comenzar pues esa misma noche comenzó a sentirse extraña.

Estaba en la cama, cuando un sonido la despertó. No se trataba de estrépito, sino de una especie de susurro indescifrable que oía cerca de la nuca de su cuello. Aterrada, se levantó y encendió la luz. Allí solo estaba ella. A pesar de eso, no consiguió dormir y aterrada se mantuvo despierta toda la noche, por temor a que algo malo le sucediera.

Agradeció el nuevo amanecer, pero no se atrevió a contárselo a nadie. Estaba muerta de miedo y de sueño. Durante una de las clases, Gloria sintió la necesidad de refrescarse el rostro para despabilarse, por lo que se dirigió al baño.

La temperatura del sanitario la sintió muy fría, pensó entonces que se enfermaría. Una capa de vaho cubría el espejo, Gloria inocentemente lo limpió con la mano, al fijar la vista miró horrorizada que tras ella se encontraba una chica que no había visto jamás, con una expresión de espanto y sangre en la cabeza.


Cuando se volvió para comprobar lo que había visto a través del espejo ya no había nadie. Gloria se apresuró y arrojó una sonrisa nerviosa, pensó que debido a su desvelo y cansancio, estaba imaginando cosas. Sin embargo, cuando se volvió nuevamente hacía el espejo vio algo que la dejó helada. EL vaho había aparecido otra vez, Gloria lo limpió nuevamente con la mano pero esta vez se encontró con una frase que decía:

"Soy Verónica. No debiste invocarme, no tenías por qué hacerme volver"

Cuenta la leyenda que todos aquellos que se atreven a pronunciar nueve veces sufren el peor de los tormentos, pues Verónica regresaba para cobrar venganza y para hacer que respeten a todas las almas que vagan en pena; ya que invocar espíritus no es un juego, las consecuencias pueden ser devastadoras. 

¿Te atreverías a pronunciar nueve veces a Verónica?
Texto extraído del libro Leyendas Mexicanas de Todos los Tiempos.



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