Desde hace tiempo, los colorantes alimenticios se utilizan como un medio para incrementar el atractivo de las comidas. Los industriales ponen colorantes en sus productos en función de las necesidades de los consumidores.
Los colorantes artificiales podrían ser tóxicos y provocar enfermedades como alergias, por ésta razón ciertos colorantes alimenticios están prohibidos en algunos países.
Algunos colorantes llamados Blue 1 y Blue 2 utilizados en los caramelos y los helados, pueden provocar cáncer y esterilidad masculina, especialmente si su consumo es en alta dosis.
Otro colorante llamado Rojo 40 utilizado en las patatas fritas chips, es responsable de la irritabilidad y de la hiperactividad en los niños. De esta forma el niño se hace más agresivo y se pone más nervioso, con falta de concentración.
En cuanto al Amarillo 5, u colorante utilizado en los cereales, mermeladas y fideos instantáneos, puede causar reacciones alérgicas, crisis de asma, migrañas, problemas de visión, desarreglos en el comportamiento, así como ansiedad.
El colorante Amarillo 6 utilizado en las salchichas, gelatina y productos de repostería, podría conllevar tumores en los riñones y en las glándulas suprarrenales. Igualmente ciertos colorantes sintéticos disminuyen la función del sistema inmunitario y podrían alterar la capacidad del cuerpo para combatir las infecciones.
Para evitar estas enfermedades conviene limitar los alimentos que contienen colores intensos. Además conviene leer siempre con atención la etiqueta de los productos alimenticios antes de comprarlos y consumirlos.
El colorante alimenticio es un arma de doble filo, puesto que por una parte hace mucho más atractiva la comida, pero al mismo tiempo puede tener consecuencias nefastas para la salud del organismo.
Extraído de: Vivir Salud
Sana Alimentación
Lolita González
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