(14/ago/2014)
Aunque no lo creas, esos hermosos cuentos que Disney y los que tus padres solían contarte de niño tuvieron unos comienzos mucho más oscuros de lo que imaginas. En realidad, nada tienen que ver las terribles y tristes historias de los hermanos Grimm, por ejemplo, con las modernas versiones carentes de violencia. Aquí puedes ver los perturbadores orígenes de algunos cuentos de hadas que te dejarán sin palabras.
La Bella Durmiente
En la versión de 1624 la Bella Durmiente no se pincha el dedo con una rueca, sino que le queda una astilla atrapada bajo la uña. Su padre la deja en una cama y el príncipe, nada tierno ni dulce, la viola mientras duerme. Tiempo después, mientras aún está inconsciente, da a luz a dos niños. Uno de ellos quita la astilla sin querer mientras juega con su madre y ella despierta. El príncipe ya está casado, pero no duda en prender fuego a su esposa que intentó asesinar a los niños, para quedarse con la chica.
Caperucita Roja
A diferencia de otras versiones, los hermanos Grimm la hicieron mucho más infantil. En la versión anterior no había un cazador que salvara a Caperucita Roja, sino que ella simplemente era comida por el lobo. La connotación sexual es clara, y el lobo en vez de ser una bestia salvaje la seduce gentilmente hasta que ella misma se mete en la cama.
La Cenicienta
En la versión de los hermanos Grimm las dos hermanastras deben cortarse los talones para que el zapato les quede, pero la sangre las delata. Al final ambas tienen un destino cruel: les arrancan los ojos las palomas.
Blancanieves
En la versión del siglo XIX la bruja es en realidad la madre de Blancanieves y no su madrastra, como Disney nos mostró. Además, cuando el príncipe encuentra la chica, ella no está dormida, sino muerta. Cuando la bruja llega a la boda de ambos es obligada a ponerse zapatos de hierro que estuvieron quemándose por mucho tiempo, y bailar hasta caer muerta.
Rapunzel
En la versión de los hermanos Grimm, Rapunzel deja caer su pelo para que suba el príncipe, lo que hace que pronto quede embarazada. Cuando la bruja se da cuenta que tendrá competencia le corta el pelo y la envía a una tierra lejana dónde vive como mendiga. El príncipe es engañado por la bruja para subir la ventana desde donde lo tira haciendo que las ramas de un árbol le saquen los ojos.
La Sirenita
En el cuento de Hans Christian Andersen ella cambia la lengua por unas piernas, pero cada paso es tan doloroso como cuchillos clavándose en la carne. Si el príncipe se casa con otra, ella morirá al día siguiente. Pese al dolor ella baila para conquistarlo, aunque él decide casarse con alguien más. Sus hermanas compran una daga para que mate al príncipe y deje la sangre caer en sus piernas, método para volver a ser sirena. No puede hacerlo y entonces muere, convirtiéndose en espuma marina. Nada parecido a Disney, ¿no es cierto?
El flautista de Hamelin
En la versión original el flautista salva al pueblo de las ratas y los pobladores deciden no pagarle lo prometido, así que él arrastra con su música a los niños. El problema es que los lleva a un río dónde los obliga a entrar y ahogarse.
Fuente: Ojo Cientifico
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