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viernes, 31 de octubre de 2014

EL CONDE DE SAINT GERMAIN : UN SER INMORTAL


By on 10/31/2014


(31/oct/2014) 
El conde de Saint Germain (¿1696?-1784) fue un enigmático personaje, descrito como cortesano, aventurero, inventor, alquimista, pianista, violinista y compositor aficionado, conocido por ser una figura recurrente en varias historias de temática ocultista.

Se desconocía el origen de su fortuna, su nacionalidad y si tenía esposa e hijos. Era un hombre muy educado, elegante y noble. También aseguraba haber sido iniciado en la Soberana Orden de los Caballeros de Malta, donde estudió los arcanos de la alquimia. Se dice que hablaba a la perfección francés, inglés, italiano, chino, árabe, alemán, latín y sánscrito. También tenía vastos conocimientos sobre política, artes, ciencias, poesía, medicina, química, música y pintura. No permanecía mucho tiempo en un lugar y viajaba constantemente por toda Europa, cuando se cansaba iba al Tíbet, África o Turquía. Se cuenta, además, que era ambidiestro.

Las primeras menciones históricas sobre el conde de Saint Germain se remontan al 1740, cuando se convirtió en un asistente habitual de los eventos más selectos de Viena. El conde, que entonces tendría unos treinta o cuarenta años de edad, vestía de forma muy elegante, y llevaba siempre encima una cuantiosa cantidad de diamantes, que utilizaba en vez de dinero. Estando en Austria, parece que Saint Germain fue capaz de sanar contra todo pronóstico al mariscal francés Belle Isle, que había sido herido de gravedad en Alemania.
En agradecimiento, el militar se lo llevó a París, donde puso a su disposición un laboratorio muy bien equipado. Fue precisamente en esta ciudad donde empezó a forjarse la leyenda de Saint Germain. Según otras versiones, el conde de Saint Germain aparece en Francia en 1758 procedente de Holanda, Inglaterra y Alemania, países que había estado visitando en misiones políticas.

La inmortalidad es un concepto que siempre hemos tenido asociado al mundo del cine y a la tradición vampírica: criaturas condenadas a vivir en el océano de la eternidad, errantes del tiempo y de la historia capaces de contemplar cada acontecimiento sin que su apariencia cambie lo más mínimo. ¿Existe pues alguna prueba de que alguien haya alcanzado tal divina naturaleza? Pues no.

No existe de momento ninguna evidencia científica, pero sí mucha, muchísima rumorología y leyenda alrededor de una sola persona, un hombre que según varios datos históricos lleva viviendo entre nosotros casi tres siglos. ¿Su nombre? El Conde de Saint Germain.

¿Inmortalidad o una leyenda que se repite?

El conde de Saint Germain nació en 1696 en los Cárpato, y era el hijo del último rey de Transilvania Francisco Rákóczi. Recibió una educación tan exquisita como singular: hombre elegante, políglota y amante de todas las artes y las ciencias, se dice que fue iniciado desde muy joven en la Soberana Orden de los Caballeros de Malta, donde estudió los arcanos de la alquimia.

Su vasto conocimiento parecía no tener límites, era un sabio de todas y cada una de las disciplinas de su época: medicina, arte, poesía, química, música…

Incansable viajero desde muy temprana edad, se cuenta que ya desde niño se le introdujo en el movimiento franco masón, y que tras pasar largas temporadas en la India y en Persia junto al Shah, apareció en la corte francesa como fabricante y diseñador de joyas, momento en el que empezó a construirse su leyenda…

Durante una cena con Madame Pompadour, una anciana condesa creyó reconocerlo, aunque no podía acabar de entender lo que estaba ocurriendo, ya que ella conoció al Conde de Saint Germain en la Venecia de 1710… El Conde se acercó a la mujer para decirle con sencilla naturalidad: “En efecto, señora, yo la conocí a usted en aquellos días cuando aún era joven y hermosa. Yo soy muy viejo, debo tener más de 100 años…”

Fuera como fuera su presencia política aparece en muchos documentos históricos: fue diplomático en 1740 en la corte del rey de Francia, en 1762 fue cómplice de una conspiración para lograr poner a Catalina la Grande en el trono, en 1774 advirtió a Luis XVI y Maria Antonieta de que una revolución estaba a punto de llegar a Francia, en 1820 la condesa d’Adhemar habló con él sobre lo sucedido, lamentando la muerte de ambos…

La sombra de este hombre fue un constante hilo conductor en una Europa que empezaba a despertar al mundo en su modernidad, un personaje que pareció habitar tras cada telón y en cada decisivo acontecimiento. ¿Casualidad? ¿Mito? Nunca lo sabremos…

Presencia histórica del Conde de Saint Germain:
En 1734 muere su padre, el rey de Transilvania Francisco Rákóczi en Turquia, en el exilio. Mientras estaba en el lecho viendo fallecer a su padre se cuenta que junto a él estaba ya un Caballero de la Rosacruz.
En 1758 es introducido en la Corte Francesa debido a unas distinguidas recomendaciones donde se asegura que sus dones y sabiduría pueden hacer mucho bien al rey de Francia y a todos sus vástagos.

Durante todo el tiempo que permaneció en la corte no envejeció lo más mínimo. Su porte atlético y elegante fue motivo de inquietud para muchas personas, ya que se decía que no comía. Lo único que bebía era un extraño líquido preparado por él mismo, el cual podía seguramente permitirle desafiar al propio tiempo y a las leyes de la naturaleza.
En 1779 aparece en Hamburgo como fiel amigo del príncipe Carlos I Hesse-Kassel. Después pasa unos años viviendo en el castillo de otro príncipe, Eckernförde, donde escribió un manuscrito titulado “Tres Sainte Trinosophie”, considerado como un clásico de la literatura ocultista.

En 1785 vive junto a Franz Anton Mesmer, a quién, según muchos, el Conde inició en el hipnotismo y el magnetismo personal.
En el mismo año, según los archivos de la masonería, el nombre de Saint Germain aparece como su representante para una convención.
En 1821, según algunos documentos, se ve obligado a cambiar su nombre por el de Major Fraser, empezando a colaborar con el movimiento de la Teosofía y trabajando junto a Madame Blavatsky.
En 1897, la cantante francesa Emma Calvé dedicó un retrato suyo a su amigo el “Conde de Saint Germain”.

Se dice que su última aparición fue en 1972, cuando un hombre llamado Richard Chanfray apareció en televisión después que la rumorología dijera de él que era el Conde de Saint Germain. Para demostrarlo, convirtió el oro en plomo con una simple estufa de acampar ante todas las cámaras del país. Más tarde, en1983, este hombre acabó suicidándose.


Fuente: Supercurioso.es

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